sábado, 19 de octubre de 2013

Los besos no se gastan (Raquel Martos)

 Sinopsis.

"Esta historia, que no es de princesas, comienza en aquella España setentera con dos cadenas de televisión, casi siempre en blanco y negro. Esa época en la que para vivir una aventura sólo había que bajar a la calle con el bocadillo.En aquel tiempo tan lejano y no siempre tan feliz, Lucía, con el pelo a trasquilones, y Eva , a la que le encanta comerse crudas las judías verdes, tienen siete años y están forjando una amistad inquebrantable.Más de treinta años después, Lucía es una implacable directora de recursos humanos que no sabe enamorarse. Eva, al borde de los cuarenta, es una actriz retirada que está hechizada por su hija Lola y atrapada en un matrimonio roto.Lucía no puede imaginar que Eva le va a pedir el favor más importante de su vida."

Mi visión

Tengo que reconocer que me llamó mucho la atencion la portada de este libro. Quizás fue lo que me empujó a comprarlo a través de la aplicación de la Casa del Libro (Tagus). Pero no me podía imaginar, lo que iba a suponer. Ni mucho menos la empatía que iba a sentir hacía sus personajes. Esto es así, ya que inevitablemente, en algún momento de nuestra vida, nos hemos visto identificadas con esta situación de amistad, situaciones... 

De hecho, en esta ocasión recalco lo que Eva le decía a Lucia sobre la Empatía:

"Lucía sabía muy bien lo que era echar de menos a alguien imporante en esas fechas y yo lloré por una cosa que dice mi hermana que se llama "empatía". Empatía es cuando tú te pones en el lugar del otro para intentar comprender lo que siente y, claro, si ríe, tú ríes, y si llora, tú lloras también."

Y así es como, una lectura es capaz de hacernos comprender o incluso familiarizarnos con las distintas situaciones a las que nos traslada. En este caso, Lucía y Eva, amigas desde que son pequeñas y unidas para todo, se encuentran después de mucho tiempo sin verse. Una de ellas controvertida y muy activa, Lucia y la otra, más pausada y sobre todo enamorada de los pequeños detalles que le ha dado su vida, en particular su hija Lola. 

Mediante una lectura a modo dual, nos involucramos en los pensamientos de cada una de ellas para ver cómo viven ese reencuentro después de tanto tiempo y cómo la autora nos mezcla nos momentos distintos en tiempo. Hasta llegar a un punto de unión entre el presente y el pasado que será el argumento principal del libro. Una situación particular que hará que el destino de Lola, Lucía y Eva, cambie por completo.

En esta ocasión, me quedo con varias frases que a modo de reseña he ido añadiendo a mi aplicación Tagus conforme iba leyendo este libro.

"En realidad, yo no tenía nada que pensarme, hacía meses que soñaba con ser la novia de Miguel, pero mi hermana me había dicho que con los hombres es mejor dar largas, que cuanto más te alejas, más se acercan ellos, y que el que tiene que acercase invierte más esfuerzo, así que se debilita y le da ventaja al otro". Dice Eva.

"-yo cuando sea mayor no pienso aburrirme, solo voy a hacer las cosas que me diviertan.
-Eso no puede ser, Lucía.
-¿Por qué?
-Porque siempre hay que hacer cosas que no apetecen, son obligatorias.
-¿Cómo cuales?
-Pues... como trabajar y limpiar la casa.
-Si eres millonaria, no.
-Nosotras no somos millonarias.
-Lo seremos.
-Si, claro, las ganas que tienes.
-¿Por qué no?
Lucía siempre se creía capaz de conseguirlo todo."  Diálogo entre Lucía y Eva cuando eran pequeñas.

"Claro abuela- ha añadido Eva tratanto de ocultar la emoción-. Lola tiene besos para todos, ¿sabes por qué? Díselo, mi amor.

-Porque mamá dice que los besos no se gastan." 

Qué reflexión más bonita.

Conclusión.

Son los consejos, las distintas maneras de ver las cosas, la amistad, el día a día, los reencuentros. Me ha encantado. Una lectura sencilla, de las que engancha, con mucho diálogo y por mi parte, original en cuanto a la manera de exponer la situación mediante los pensamientos de ambas.

Lo recomiendo.

jueves, 10 de octubre de 2013

Desde mi ventana

Hay tardes que es inevitable quedarse mirando trás el cristal de mi ventana. E incluso, en ocasiones, abrirla y contemplar lo que algunas tardes nos ofrece el cielo. Os lo voy a mostrar y juzgad vosotros mismos.




 

 

 
  



viernes, 4 de octubre de 2013

Un día en la Tierra de Campos

Como al que le dan un regalo que no se esperaba y además, le gusta mucho. Esa era la sensación que tuve al visitar la Tierra de Campos, en concreto, Cuenca de Campos. La excusa, un Congreso; mi propósito, conocer lugares distintos. Y si, lo conseguí.

Si tuviéramos que definir nuestro entorno, lo tendríamos claro, pero cuando éste cambia por unos días, todo te parece nuevo. En mi caso, a todo le hacía fotos. A esto le unimos una serie de valores arquitectónicos diferentes a los que estamos acostumbrados y que hemos estudiado e investigado, más emoción aún.

En este caso, las fotos no están en sepia, son originales. Les hablo de la construcción en tierra. Les hablo de los antepasados castellanos: el uso del adobe, la tapia, la madera... para un clima frío, muy frío.



















Y, ¿dónde está Cuenca de Campos? En Valladolid.